TRATAMIENTOS TÓPICOS INDIVIDUALIZADOS
Permiten obtener resultados más profundos y duraderos que la cosmética comercial en áreas como el acné, la rosácea y el rejuvenecimiento cutáneo.
Tratamiento
Una vez obtenido el diagnóstico, se formula el tratamiento personalizado, a partir de principios activos de reconocida eficacia y con excipientes de alta calidad cosmética, como emulsiones W/S (agua-silicona), crema geles, vehículos par pieles sensibles o liposomas.
Algunos principios activos que utilizamos con frecuencia en el tratamiento del acné son:
- Retinoides tópicos (ácido 13 cisretinoico)
- Adapaleno
- Peróxido de benzoilo
- Antibióticos (eritromicina, clindamicina)
- Ácido salicílico
- Ácido azalaico
- Azufre
- Dapsona
La mayoría de casos de acné se logran curar combinando las formulaciones magistrales y otros tratamientos como la foterapia, la microdermoabrasión o los peelings. No obstante, un tratamiento de mantenimiento es fundamental para evitar recaídas.
En el caso de la rosácea, las formulaciones personalizadas son fundamentales. La mayoría de pacientes suele despreciar los síntomas iniciales de enrojecimiento y sólo acude a la consulta en estadios avanzados. Por eso, suelen presentar intolerancia a la mayoría de productos tópicos (principios activos y excipientes).
Gracias a las fórmulas magistrales, la rosácea se puede tratar eliminando las moléculas que el paciente no tolera. Además, el uso de estas fórmulas se acompaña de tratamientos orales y de otros tratamientos, como el láser vascular.
Para los tratamientos de rejuvenecimiento cutáneo utilizamos diversos principios activos, tales como:
- Ácido 13 cisretinoico
- Retinaldehído
- Alfahidroxiácidos (ácido glicoico)
- Betahidroxiácidos (ácido salicílico)
- Antioxidantes y antiradicales (vitamina C o coenzima Q10)
- Nicotinamida
- Biopolímeros orgánicos (ácido hialurónico)
- Péptidos biológicos
- Estrógenos (isoflavonas de soja o progesterona)
Sin embargo, el principio activo más prestigiado es el ácido retinoico, que consigue mejoras significativas en arrugas finas, manchas, luminosidad, grosor y aspecto de la piel, así como en prevención de lesiones precancerosas (queratosis actínicas).
El ácido retinoico se suele aplicar en un tratamiento de ataque, seguido de mantenimiento. Durante los dos primeros meses actúa como restaurador de la epidermis. A partir del tercero, produce una acción dérmica, que estimula la generación de colágeno y disminuye la angiogénesis.