INSTITUTO DE DERMATOLOGÍA
DR. PABLO UMBERT
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Los tratamientos dermocosméticos son muy importantes para el cuidado de la piel —prevención, tratamiento y mantenimiento.
Permiten obtener resultados más profundos y duraderos que la cosmética comercial en áreas como el acné, la rosácea y el rejuvenecimiento cutáneo.
En el área de rejuvenecimiento, en concreto, son muy eficaces para arrugas finas y líneas de expresión, arrugas periorbitarias, manchas, daños actínicos, prevención de lesiones precancerosas, seborrea, poros dilatados, flacidez, mejoría de la luminosidad y textura de la piel.
El primer paso, antes de formular el tratamiento, es conocer la historia del paciente y realizar una buena observación clínica de su piel. La observación incluye un estudio dermocosmético cuantitativo, para valorar los parámetros que escapan a la inspección visual.
Una vez obtenido el diagnóstico, se formula el tratamiento personalizado, a partir de principios activos de reconocida eficacia y con excipientes de alta calidad cosmética, como emulsiones W/S (agua-silicona), crema geles, vehículos par pieles sensibles o liposomas.
Algunos principios activos que utilizamos con frecuencia en el tratamiento del acné son:
La mayoría de casos de acné se logran curar combinando las formulaciones magistrales y otros tratamientos como la foterapia, la microdermoabrasión o los peelings. No obstante, un tratamiento de mantenimiento es fundamental para evitar recaídas.
En el caso de la rosácea, las formulaciones personalizadas son fundamentales. La mayoría de pacientes suele despreciar los síntomas iniciales de enrojecimiento y sólo acude a la consulta en estadios avanzados. Por eso, suelen presentar intolerancia a la mayoría de productos tópicos (principios activos y excipientes).
Gracias a las fórmulas magistrales, la rosácea se puede tratar eliminando las moléculas que el paciente no tolera. Además, el uso de estas fórmulas se acompaña de tratamientos orales y de otros tratamientos, como el láser vascular.
Para los tratamientos de rejuvenecimiento cutáneo utilizamos diversos principios activos, tales como:
Sin embargo, el principio activo más prestigiado es el ácido retinoico, que consigue mejoras significativas en arrugas finas, manchas, luminosidad, grosor y aspecto de la piel, así como en prevención de lesiones precancerosas (queratosis actínicas).
El ácido retinoico se suele aplicar en un tratamiento de ataque, seguido de mantenimiento. Durante los dos primeros meses actúa como restaurador de la epidermis. A partir del tercero, produce una acción dérmica, que estimula la generación de colágeno y disminuye la angiogénesis.
Doctor Pablo Umbert