CÁNCER MELANOMA

El melanoma cutáneo es el tumor de piel más peligroso, causando aproximadamente el 90% de las muertes por cáncer de piel. Es un tumor derivado de los melanocitos (células que contienen el pigmento).

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    Descripción y factores de riesgo

    Los principales factores de riesgo para desarrollar un cáncer melanoma son los factores genéticos, tener un tipo de piel clara (Fototipo I-II), la exposición solar intensa e intermitente, tener muchos lunares (nevus melanocíticos adquiridos), nevus atípicos o displásicos, o lunares desde el nacimiento (nevus congénitos) de gran tamaño.

    Si se diagnostica de forma precoz antes de que se haya diseminado (metástasis), el pronóstico es muy bueno, con un 75-85% de supervivencia a 10 años. Los melanomas con un grosor inferior a 1 mm tienen mucho mejor pronóstico que aquellos que sobrepasan 1 mm de espesor. Sin embargo, si los ganglios linfáticos están afectos, la supervivencia a 10 años baja a un 30-70% (micrometástasis) y a un 20-40% (ganglios clínicamente palpables), siendo de 6 a 9 meses en los casos de metástasis a distancia.

    Recientemente han aparecido nuevos tratamientos para esta enfermedad una vez ha metastatizado, lo que permite alargar la supervivencia incluso durante años en algunos casos; pero el mejor tratamiento es sin duda el diagnóstico precoz en estadios iniciales cuando todavía es curable con una intervención quirúrgica.

    Síntomas del cáncer de piel tipo melanoma

    El melanoma puede aparecer sobre un lunar (nevus melanocítico) que ya teníamos o puede salir de nuevo en una zona de la piel sana donde antes no había ningún lunar, lo que es más frecuente.

    Debemos preocuparnos si vemos un lunar que cambia o crece, o si aparece un “lunar” nuevo que empieza a crecer en un periodo relativamente corto (meses).

    Identificar las señales habituales de un melanoma

    Los criterios del ABCDE del melanoma es un método que nos ayuda a identificar las lesiones que deben preocuparnos y por las que debemos consultar a un especialista.

    • A: Asimetría. La mitad del lunar o marca de nacimiento no es simétrica a la otra mitad.
    • B: Bordes. Los bordes del lunar son irregulares, dentados o poco definidos.
    • C: Color irregular / varios colores. El color no es uniforme e incluye sombras de diferentes colores (marrón, negras, rosadas, rojas, blancas o azules)
    • D: Diámetro o tamaño superior a 6 mm (Aunque a veces algunos melanomas pueden ser más pequeños que esta medida)
    • E: Evolución. El tamaño, forma o color de la mancha cambia con el paso del tiempo.

    No debemos esperar a que el “lunar” produzca picor o sangrado, ya que estos síntomas suelen aparecer en estadios más avanzados, y nuestro objetivo es diagnosticar el melanoma en fase precoz cuando todavía no se presentan estos síntomas.

    Fotos cáncer melanoma

    Tipos de melanoma

    Melanoma acral

    Este tipo de melanoma aparece en palmas, plantas o debajo de la uña. Representa el 10% de todos los melanomas. En localización palmo-plantar se observa una mancha marrón claro mal delimitada, que va extendiéndose de forma plana, y posteriormente puede adquirir zonas de color marrón más oscuro o hacerse palpable con nódulos.

    En la uña aparece como una banda longitudinal de pigmento marrón, habitualmente primero estrecha, de unos 2-3 milímetros, y que se ensancha con el tiempo y aparecen bandas irregulares compuestas por varios colores e incluso pequeñas hemorragias en la uña.

    El hecho de que aparezca pigmento en la cutícula es un signo para sospechar de melanoma ungueal. Estos tipos de melanoma suelen tener peor pronóstico porque se diagnostican más tardíamente, así que es importante consultar ante lesiones sospechosas en estas localizaciones, ya que si se diagnostican a tiempo son curables mediante exéresis quirúrgica.

    Melanoma nodular

    Es el subtipo más agresivo y peligroso de melanoma, y representa el 10-15% de los casos.

    Este tipo carece de fase horizontal, y aparece directamente en fase de crecimiento vertical, en forma de pápula o nódulo de color marrón-negruzco o incluso rosado, con tendencia al sangrado.

    Este tipo de melanoma tiene capacidad de diseminarse a los ganglios linfáticos y posteriormente metastatizar a otros órganos.

    Lentigo maligno melanomal

    El tratamiento de elección es la exéresis quirúrgica amplia con márgenes de 0.5 mm, aunque las recurrencias son frecuentes ya que los bordes de la lesión suelen estar mal definidos y es difícil extirpar en su totalidad.

    También se puede utilizar la cirugía de Mohs diferida, con menores recurrencias ya que se analizan de forma más precisa todos los márgenes. En casos recidivantes o cuando no sea posible extirpar la lesión en su totalidad, una alternativa es realizar tratamiento con crema de imiquimod o radioterapia.

    Se consiguen buenos resultados con respuesta completa del 75-85% aproximadamente, aunque no se consideran de primera elección ya que no permiten garantizar de forma completa la curación. Una vez extirpada la lesión es necesario realizar un seguimiento estrecho para detectar posibles recurrencias.

    Melanoma de extensión superficial

    Es el tipo más frecuente, representa el 70% de la totalidad de melanomas. Puede afectar a ambos sexos, siendo en hombres más frecuente en la espalda y en mujeres en las piernas.

    Se trata de una lesión con una fase de crecimiento horizontal, en la cual la lesión crece en superficie (vemos una mancha o lunar que crece de forma plana) durante un tiempo variable (meses habitualmente), seguida de una fase de crecimiento vertical en la que crece en profundidad y la mancha plana pasa a ser una lesión abultada o nodular. Es entonces cuando el melanoma adquiere potencial para extenderse a los ganglios linfáticos y posteriormente a otros órganos (metástasis).

    Diagnóstico Melanoma

    El dermatólogo sospechará que se trate de un melanoma observando la lesión y ayudándose de un dermatoscopio (herramienta que nos permite ver las estructuras de la piel a gran aumento y evitando el reflejo de la capa superficial de la piel), pero la confirmación del diagnóstico la dará el estudio de la muestra en el microscopio (confirmación histológica).

    Para poder hacer un diagnóstico precoz, es conveniente realizar revisiones periódicas de los lunares, para poder ver lesiones que muestren características dermatoscópicas de atipia que todavía no sean perceptibles con la vista a ojo desnudo.

    En pacientes con múltiples nevus o nevus con características de atipia, puede ser conveniente realizar un control digital de los nevus (Microscopia de epiluminiscencia digitalizada), usando una máquina para tomar imágenes de todo el cuerpo e imágenes con dermatoscopia ampliadas, lo que permitirá detectar la aparición de lesiones nuevas y cambios en lesiones pre-existentes. Esto es de gran utilidad y evita la extirpación innecesaria de lesiones que aunque puedan parecer atípicas, permanecen estables en el tiempo. Asimismo permite extirpar precozmente un melanoma muy inicial que no tenga características típicas de melanoma todavía, y que el único signo de sospecha sea que cambia respecto las imágenes previamente registradas.

    Diagnóstico Diferencial

    Los nevus melanocíticos, conocidos comúnmente como lunares, son las lesiones que principalmente pueden confundirse con un melanoma. A diferencia del melanoma, los nevus suelen ser de pequeño tamaño, forma regular, un solo color y permanecer estables en el tiempo.

    Existen diferentes tipos de nevus melanocíticos, entre los cuales destacan:

    Nevus melanocíticos congénitos

    Son lunares que aparecen en el momento del nacimiento o en los 3 primeros años de vida. Un 1% de los recién nacidos nacen con nevus. Habitualmente son lesiones de pocos centímetros, de color marrón con pelos más oscuros en su interior. Según su tamaño y su número pueden tener mayor riesgo de melanoma.

    Las lesiones de gran tamaño (>20 cm) y con lesiones satélite son las que confieren un mayor riesgo a desarrollar un melanoma sobre el nevus.

    Nevus melanocíticos adquiridos

    Son los nevus que aparecen de forma progresiva durante la infancia y juventud (5 hasta 35 años). Una variedad de estos nevus, es el nevus melanocítico atípico o displásico, que se caracteriza por se mayor de 6 mm y por tener características de atipia (asimetría, irregularidad en los bordes, varios colores). La presencia de múltiples nevus atípicos en el propio paciente o en familiares de primer grado está relacionada con un aumento de riesgo de melanoma.

    Ver imagen nevus congenitol
    Ver imagen nevus congenito

    Tratamiento y manejo del melanoma

    El tratamiento de elección es la extirpación quirúrgica completa de la lesión. Una vez extirpada, se determinará el grosor del melanoma y otras características histológicas que confieren mas o menos riesgo, y en función de esto se decidirá la actitud a seguir:

    • Melanomas in situ (sin capacidad invasora) o melanomas muy delgados de <0,75 mm de grosor sin otros factores de riesgo: Se volverá a realizar una nueva intervención quirúrgica para ampliar los márgenes de la cicatriz y asegurar así que la zona queda limpia. Se extirparán 0,5 cm en el caso del melanoma in situ, y 1 cm en los otros melanomas.
    • Melanomas de grosor > 0,75 mm o con otros factores de mal pronóstico: Se ofrecerá al paciente la posibilidad de realizar una biopsia selectiva del ganglio centinela. Esta técnica permite identificar el primer ganglio linfático donde drena la linfa de la zona donde estaba situado el melanoma, se considera que este ganglio sería la primera estación donde irían las células del melanoma en el caso que se hubieran extendido desde la piel. Si este ganglio está sano no es necesario realizar más cirugía, pero si el ganglio se encuentra afecto con células de melanoma se procederá a realizar una linfadenectomía, que es la extirpación de todos los ganglios de ese territorio. En la misma intervención se procederá a ampliar la zona de la cicatriz del melanoma, 1-2 cm lateralmente según el grosor del mismo, y también en profundidad hasta la fascia muscular.
    • Melanoma + afectación ganglionar detectada mediante palpación, ecografía ganglionar o punción ganglionar: Se realizará un estadiaje completo mediante escáner (TAC o PET-TAC +- Resonancia Magnética cerebral) para detectar afectación de otros órganos. Si se descarta la afectación de otros órganos se realizará linfadenectomía + ampliación de la cicatriz del melanoma. Si hay otros órganos afectados se derivará al paciente a oncología para valorar tratamiento sistémico con los nuevos fármacos para melanoma metastásico.
    • Melanoma + metástasis en órganos: Se derivará al paciente a oncología para valorar tratamiento sistémico con los nuevos fármacos para melanoma metastásico. En los últimos años se han desarrollado diversas terapias para el tratamiento del melanoma metastásico. Se tratan de terapias diana (anti-BRAF, anti-MEK) e inmunoterapia (Ipilimumab, anti-PD1).

     

    En todos los casos, el paciente deberá realizar un seguimiento estrecho por parte de su dermatólogo para detectar posibles recurrencias, progresión de la enfermedad o aparición de nuevos melanomas. Según el estadio de su melanoma, además de las visitas clínicas, se solicitarán pruebas complementarias (analítica, radiografía, ecografía, TAC, resonancia magnética) para detectar posible progresión de la enfermedad.