CÁNCER DE PIEL

El cáncer de piel engloba a un conjunto de enfermedades por las cuales se generan nuevos tejidos en las distintas capas de la piel.
Su diagnóstico, tratamiento y pronóstico son muy diferentes: lo único que tienen en común es la misma localización anatómica, la piel

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    Factores de riesgo

    El cáncer de piel es más común entre las personas con la piel clara, y el principal factor de riesgo, entre otros, es la exposición continuada a los rayos ultravioleta procedentes de la luz solar.

    Los rayos ultravioleta procedentes de fuentes artificiales de luz, como las cabinas de bronceado y las lámparas solares, son tan peligrosos como los rayos del Sol y deben evitarse.

    Síntomas del cáncer de piel - ¿Cómo reconocerlo?

    El cáncer de piel puede tener diversas apariencias. Por lo general, cuando se padece un cáncer de piel se produce un cambio en el aspecto de la piel; por ejemplo, un crecimiento o herida que no sana.

    Otras veces puede tratarse de una pequeña protuberancia, nódulo o quiste, de apariencia suave, brillante y cerosa, o bien roja o marrón rojizo. El cáncer de piel también puede aparecer como una mancha roja áspera o escamosa.

    Aunque no todos los cambios en la piel significan que se padezca cáncer; es recomendable acudir al dermatólogo si nota algún cambio. La detección precoz y el tratamiento adecuado aumentan las probabilidades de curación.

    Reconocer los síntomas por tipo de melanoma

    • El carcinoma basocelular suele manifestarse inicialmente como una pápula rosada, similar a un “granito”, pero a diferencia de una lesión benigna, éste no cura, sino que va creciendo lentamente. Puede llegar a sangrar y a aparecer una costra en su superficie. El carcinoma basocelular superficial puede manifestarse como una placa rosada, brillante y ligeramente palpable que va creciendo lentamente. En ocasiones este tipo de tumores pueden tener color marrón o negruzco, simulando un lunar que crece lentamente. Ante cualquier lesión de reciente aparición, que no cure espontáneamente, debemos consultar para descartar que se trate de este tipo de tumor.
    • El carcinoma escamoso suele aparecer en piel lesionada por el sol, normalmente en una zona donde hay queratosis actínicas, aunque puede aparecer sin queratosis actínicas previas. Se trata de una costra que al arrancarla se desprende y parece que cura, pero luego vuelve a aparecer. Poco a poco esta costra se va volviendo más gruesa y adherida, con una zona inflamada rosada en la base. La lesión va creciendo progresivamente y puede sangrar o ser dolorosa al tacto. Ante una lesión costrosa que no se resuelve, o que parece que cura pero vuelve a salir, debemos consultar para descartar que no se trate este tumor.
    • El melanoma puede aparecer sobre un lunar preexistente o puede salir de nuevo en una zona de la piel donde antes no había ningún lunar, lo cual es más frecuente. Debemos alarmarnos si observamos un lunar que cambia o crece, o si aparece un “lunar” nuevo que empieza a crecer en un periodo relativamente corto (meses). También debemos sospechar de una lesión que cumpla los criterios del ABCDE (ver capítulo de “cáncer melanoma”).

    Anteriormente se pensaba que los signos de alarma eran el picor o el sangrado, pero estos síntomas, si aparecen, lo hacen en estadios más avanzados, y nuestro objetivo es diagnosticar el melanoma en fase precoz cuando todavía no se presentan estos síntomas.

    Causas

    El cáncer de piel puede tener diversas apariencias. Por lo general, cuando se padece un cáncer de piel se produce un cambio en el aspecto de la piel; por ejemplo, un crecimiento o herida que no sana. Otras veces puede tratarse de una pequeña protuberancia, nódulo o quiste, de apariencia suave, brillante y cerosa, o bien roja o marrón rojizo. El cáncer de piel también puede aparecer como una mancha roja áspera o escamosa.

    Auque no todos los cambios en la piel significan que se padezca cáncer; es recomendable acudir al dermatólogo si nota algún cambio. La detección precoz y el tratamiento adecuado aumentan las probabilidades de curación.

    • Genéticas: hay determinadas condiciones que predisponen al cáncer de piel y al melanoma, como el xeroderma pigmentoso o el albinismo. Además de estas enfermedades, hay varias mutaciones genéticas que se asocian a un aumento de riesgo de cáncer de piel y otros tipos de cáncer, como la mutación CDKN2A que confiere un aumento de riesgo de melanoma y cáncer de páncreas. Recientemente se han identificado varias mutaciones que aumentan el riesgo de melanoma. En familias donde está presente una mutación, es frecuente encontrar varios miembros de la misma familia con melanoma. Además de mutaciones genéticas puntuales, también hay cierta predisposición familiar al cáncer de piel y/o al melanoma, que no se hereda con un gen concreto, sino que se trata de varios genes que confieren una propensión a ser más susceptible de padecerlo.
    • Ambientales: Los rayos ultravioleta son la principal causa externa que aumenta el riesgo de cáncer de piel y melanoma. Producen mutaciones en el ADN de las células y disminuyen la capacidad de nuestro cuerpo a reparar dichas mutaciones, con lo que una célula mutada puede proliferar y resultar en cáncer de piel. Los rayos ultravioleta son una parte importante de la radiación solar (UVA+UVB) y también se encuentran en las cabinas de bronceado (UVA). A mayor altitud, en verano y en superficies que reflejen los rayos, es cuando estos tienen más poder de lesionar la piel.
    • Radiaciones ionizantes: Los rayos X (radiografías, TAC, flouroscopia, radioterapia, etc) también lesionan el ADN celular y aumentan el riesgo de cáncer de piel.
    • Inmunosupresión: pacientes con las defensas bajas a causa de otros cánceres (linfoma, leucemia) o por recibir fármacos inmunosupresores (tras un trasplante o por enfermedades autoinmunes) tienen un aumento de riesgo, dado que sus defensas tienen más dificultad para detectar una célula mutada y ésta se “escapa” del control del sistema inmune y puede producir cáncer. La situación más frecuente de inmunosupresión es la ancianidad.

    Principales tipos de cáncer de piel

    Existen diversos tipos de cáncer de piel que de forma general se clasifican en dos grupos: Cáncer de piel no melanoma y cáncer melanoma. Dentro del cáncer de piel no melanoma, los más frecuentes son el carcinoma basocelular y el carcinoma escamoso.

    Además de estos, hay otros tipos de cáncer menos frecuentes, como el carcinoma de Merkel y otros tumores que pueden aparecer en la piel, como el sarcoma de Kaposi, los sarcomas y los linfomas cutáneos.

    • El carcinoma basocelular, que se origina en las células del estrato germinativo basal, la última capa de la piel.
    • El carcinoma epidermoide, que afecta a las células escamosas.
    • El cáncer melanoma afecta a los melanocitos, las células que producen melanina, el pigmento de la piel que la broncea para proteger las capas más profundas de la radiación solar.

    Los carcinomas son los tipos de cáncer de piel más comunes y también los que tienen mejor pronóstico (mayor probabilidad de recuperación). El melanoma, aunque no es tan común, es mucho más grave si se diagnostica tarde.

    Diagnóstico

    El diagnóstico de sospecha es clínico, lo que significa que su dermatólogo entrenado podrá hacer el diagnóstico en la mayoría de los casos observando la lesión o usando un dermatoscopio como herramienta para ver mejor las estructuras de la lesión. La mayoría de carcinomas (basocelular y escamoso) pueden diagnosticarse de esta forma, pero los melanomas son algo más complejos y es frecuente que en melanomas incipientes no se pueda tener la certeza diagnóstica simplemente observando la lesión.

    Cuando se ve un lunar atípico, se sospecha de que pueda tratase de un melanoma y una vez extirpado se analiza para confirmar esa sospecha. En todos los casos el diagnóstico definitivo de confirmación nos lo dará el estudio histológico de la muestra (mirar la muestra al microscopio).

    Diferencia entre cáncer de piel no melanoma y cáncer melanoma

    Centrándonos en los carcinomas y en el melanoma, ambos son tumores que tienen la radiación ultravioleta como principal factor de riesgo para su aparición.

    Además de la exposición solar repetida, factores genéticos u otros como la inmunosupresión pueden contribuir en el desarrollo de estos cánceres. Los carcinomas suelen aparecer en zonas de nuestra piel que habitualmente se exponen al sol, como son la cara y el dorso de las manos; sin embargo el melanoma, aunque tiende a aparecer en zonas descubiertas y expuestas, también puede aparecer en zonas que no se exponen al sol, como las plantas, los genitales, el cuero cabelludo y las uñas.

    Otra diferencia importante entre el cáncer de piel no melanoma (carcinomas) y el melanoma, es que los carcinomas habitualmente se tratan de cánceres localizados en la piel, y aunque pueden ser localmente muy destructivos, raramente se extienden al resto de órganos, lo que se conoce como metástasis. Por el contrario, el melanoma, después de una fase superficial inicial, tiende a invadir en profundidad y sus células pueden extenderse a los ganglios linfáticos y metastatizar a otros órganos, siendo potencialmente mortal. Por esto es de vital importancia realizar un diagnóstico precoz en estadios iniciales, para poder detectarlo en su fase inicial cuando todavía es curable mediante la extirpación.

    Prevención del cáncer de piel

    La principal medida que podemos llevar a cabo para la prevención es la protección solar.

    Las radiaciones ultravioleta del sol son el principal factor de riesgo que nosotros podemos controlar (no podemos controlar nuestros factores genéticos ni otros factores), por lo cual es de vital importancia tenerlo presente e incorporar medidas de fotoprotección a nuestra vida diaria.

    Puede parecer obvio, pero el sol no solo nos afecta cuando vamos a la playa, el sol está en el cielo y nos afecta todos los días, cuando vamos a dar un paseo, a hacer deporte, relajarnos en una terraza de un bar, en la montaña, practicando deportes en la nieve, etc. Muchas personas piensan que se protegen porque usan crema solar cuando van a la playa, pero es importante no olvidar otras situaciones en las que nos exponemos al sol sin ser conscientes de ello.

    Además de utilizar cremas de fotoprotección solar, es importante pensar en otras medidas, como son las ropas para cubrirnos, el uso de sombrero, gafas de sol, sombrilla en la playa, etc. En cuanto a las cremas, es importante usar una fotoprotección alta o muy alta (50 o 50+), que proteja tanto de las radiaciones UVB como de las UVA. Recientemente la mayoría de farmacéuticas ya han incorporado la protección frente a UVA, que se simboliza en el envase del producto mediante un UVA rodeado de un círculo. Cuando veamos este símbolo sabremos esa crema contiene por lo menos una protección frente a UVA del 50% que el factor de protección que indica en el envase. Por ejemplo, una crema fotoprotectora 50 que lleva el círculo UVA tiene protección 50 frente UVB y por lo menos protección 25 frente UVA. Es importante aplicar una adecuada cantidad de producto y reaplicarse cada 2 horas o después del baño.

    Otra forma de prevención es realizar un diagnóstico precoz. Aunque de esta forma no prevenimos que aparezca el cáncer de piel, sí que podemos diagnosticarlo a tiempo y prevenir su crecimiento y posibles complicaciones. Personas con elevado número de lunares, con pieles que han recibido la radiación solar durante muchos años o con antecedentes familiares de melanoma, es conveniente que realicen revisiones periódicas con su dermatólogo y que consulten de forma rápida ante cualquier lesión sospechosa.

    Doctor Pablo Umbert